miércoles, 11 de enero de 2012

CARLOS MARTI ARIS

Las Formas de la Residencia en la Ciudad Moderna

Este libro se propone llevar a cabo una reflexión general sobre el papel de la residencia en la formación de la ciudad moderna, componiendo un gran cuadro analítico con las diversas experiencias que permita establecer sus mutuas relaciones y alumbrar sus vínculos con la tradición urbana.
En el texto introductorio se discute e problema de la disolución de la ciudad tradicional y de la emergencia de la ciudad especulativa. A continuación se estudian las propuestas ligadas a los dos grandes modelos residenciales de la cultura moderna: la ciudad jardín y la ciudad concentrada, así como su progresiva convergencia hacia un nuevo paradigma urbano: el esquema lineal.
Los diecinueve ejemplos seleccionados constituyen una especie de antología de la arquitectura residencial europea durante el periodo comprendido entre las dos guerras mundiales, abarcando una gran variedad de escalas de intervención y de localizaciones geográficas. En esta selección predominan los ejemplos construidos aunque sin excluir algunos proyectos que, a pesar de no haber sido realizados, han ejercido una gran influencia sobre la cultura arquitectónica.



Schoenberg

TERESA ROVIROVA

PROBLEMAS DE FORMA
SCHOENBERG Y LE CORBUSIER


Le Corbusier y Schoenberg no sólo han sido dos figuras fundamentales en la gestación de la vanguardia, sino que, cada uno en su campo, han sido capaces de, superado el período vanguardista, llevar a cabo una producción artística plenamente moderna. De ahí nace el interés en poner juntos a un arquitecto y un músico y así poder descubrir a través de sus obras y escritos la manera en que a principios de los años veinte cuestionaron la práctica artística, colmando así la idea de vanguardia auténtica, para luego comprobar la proximidad de sus planteamientos en la manera de concebir la forma moderna.




jueves, 5 de enero de 2012

Le Corbusier

Hacia una Arquitectura


Hacia una arquitectura, es la recopilación de artículos escritos por Le Corbusier para la revista L’ Espirit Nouveau, con el que ha marcado algunos aspectos de la arquitectura moderna que se mantienen hasta nuestro días.

Este libro nos explica cómo ha ido evolucionando la arquitectura y de qué manera esta se vincula con la revolución industrial. Además nos habla sobre la relación Ingeniero-Arquitecto, dándonos a conocer que las matemáticas ayudan a la ingeniería a lograr una armonía. Critica al arquitecto por no hacer “verdadera arquitectura”, dando a entender que la esencia de esta se encuentra en el espíritu y hay que liberarla para poder conocer la belleza.

Como Le Corbusier lo dice “tres advertencias a los señores arquitectos”, es una manera de hacernos entender que siempre debemos tener en cuenta tres puntos importantes. El volumen, estrechamente relacionado con la relación arquitectura-hombre, pues este trato empieza con una forma volumétrica primaria, simple y pura que bajo la luz se podrá contemplar su belleza y leerse con claridad.
En segundo lugar está la superficie, pues esta envuelve al volumen que bajo la luz se intensifica su belleza, busca que esta no sea solo un “vestido”, sino un elemento que le de carácter al edificio.
Por último, y posiblemente el más importante esta el plan, pues sin este no existe volumen ni superficie. Al ser un generador de agrupación o des agrupación de volúmenes, la carencia de este solo traería desorden y arbitrariedad que es contra lo que está luchando el autor.







El Modulor

El Modulor, es una gama de proporciones que hace lo malo difícil y lo bueno fácil.
Albert Einstein

No deja de ser curioso, que una de las grandes preocupaciones de Le Corbusier a lo largo de toda su vida, el estudio de la modulación y en concreto de su creación el Modulor haya tenido tan poca repercusión en el mundo de la Arquitectura o de la construcción en general, teniendo en cuenta la altísima influencia que sus obras - la mayoría creadas en base al Modulor- tuvieron y tienen sobre  el resto de los arquitectos. Las razones de este fracaso, son de dos órdenes: Estructural, puesto que chocó de lleno con una sociedad con una gran inercia, poco proclive a realizar grandes  cambios en los sistemas de diseño y producción. Básico, puesto que verdaderamente es difícil de comprender su utilidad si no estamos dispuestos a cambiar de mentalidad,  siendo además rematadamente compleja la lectura de los libros.

"El Modulor" y "El Modulor 2", de Le Corbusier.








Libro - Oeuvre Complète






Espacio Fluido versus Espacio Sistemático
Lutyens, Wright, Loos, Mies, Corbusier


Choay, Francoise

Urabnismo, utopias y realidades. Lumen, Barcelona

La sociedad industrial es urbana. La ciudad es su horizonte. A partir de ella surgen las metrópolis, las conurbaciones, los grandes conjuntos de viviendas. Sin embargo, esa misma sociedad fracasa a la hora de ordenar tales lugares. La sociedad industrial dispone de especialistas de la implantación urbana. Y, a pesar de todo, las creaciones del urbanismo, a medida que aparecen son objeto de controversia y puestas en tela de juicio. Ya se hable de las cuadras de Brasilia, de los cuadriláteros de Sarcelles, del fórum de Chandigarh, del nuevo fórum de Boston, de los highways que dislocan Sanfrancisco o de las autopistas que perforan las entrañas de Bruselas siempre surge idéntica insatisfacción, idéntica inquietud. La magnitud del problema queda demostrada por la abundante literatura que suscita desde hace veinte años.

Este libro no se propone ofrecer una contribución complementaria a la crítica de los hechos; no trata de denunciar una vez más la monotonía arquitectónica de las nuevas ciudades o la segregación social que reina en ellas. No hemos querido buscar la significación misma de los hechos, ni poner en evidencia las razones de los errores cometidos, la raíz de las incertidumbres y de las dudas que levanta hoy cualquier nueva propuesta de ordenación urbana. Nuestro análisis y nuestras críticas se dirigen, pues, a las Ideas que proporcionan sus bases al urbanismo.




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martes, 3 de enero de 2012

Frampton, Kenneth

Historia critica de la Arquitectura
'Prefacio a la cuarta edición


Un perturbador sesgo euro céntrico ha quedado patente en casi todas las historias ya consolidadas de la arquitectura moderna, desde Die Baukunst der neuesten Zeit (1927) de Gustav Adolf Platz, hasta Teoría y diseño arquitectónico en la era de la máquina(1960) de Reyner Banham, con las que la presente interpretación siempre ha estado en deuda. Pese a la discreción ideológica con la que tanto Platz como Banham lograron excluir de sus títulos cualquier mención a la arquitectura o a la modernidad, ambos llegarían a formar parte de esa polémica tradición historio gráfica que el historiador marxista Manfredo Tafuri describió como 'operativa', es decir, como instrumental desde el punto de vista ideológico. A este respecto, hay que reconocer que la última edición de la presente obra sigue siendo tan operativa como siempre, con toda la arbitraria endeblez que eso entraña. 

Las limitaciones de este enfoque van siendo cada vez más evidentes a medida que nos vamos viendo arrojados al vórtice modernizador del siglo XXI, puesto que la producción global de arquitectura, con independencia de cualquier calidad intrínseca, excede con mucho la perspectiva crítica de cualquier observador individual, pese su imaginaria imparcialidad. Esta aporía queda enormemente exacerbada por el hecho de que la modernización tecnológica se ha convertido en un destino irreversible, más un corolario del «vuelco» climatológico que un legado liberador de 250 años que se remonta hasta la Ilustración. Las aspiraciones progresistas de esta tradición pudieron ser heredadas por cada sucesiva generación hasta las fracturas apocalípticas que ocurrieron a mediados del siglo pasado: piénsese en el genocidio del Tercer Reich y en la casi gratuita exhibición de las armas nucleares. 

Estas aberraciones instrumentales que siguen persiguiéndonos a escala global, más el fracaso histórico del socialismo, parecen arrojar ahora una larga sombra sobre la trayectoria de lo nuevo, en especial sobre la promesa socialdemócrata del estado de bienestar frente al triunfo actual de la modernización impulsada por el mercado, que bajo la égida del capitalismo globalizado carece virtualmente de cualquier clase de intención paliativa. La supremacía corporativa transnacional y la decadencia del estado nación han puesto gravemente en cuestión lo que podríamos entender hoy en día con el término 'moderno', o incluso con la controvertida palabra 'crítico', dada la extensión cada vez mayor de ese ámbito 'sin valores' de la tecnología digital y de esa caja de Pandora que es la nueva naturaleza creada por la aplicación generalizada de la manipulación genética. 

Ahí radica la paradoja que afronta la arquitectura de nuestro tiempo, pues mientras que la tecnociencia, en la forma de una ingeniería estructural y ambiental digitalmente impulsada, lleva el arte de construir hasta un nivel enteramente nuevo de sofisticación cultural, este potencial aparentemente positivo tiende a verse viciado por nuestra falta de cualquier visión omnímoda más allá de la perpetuación de una economía consumista residual de la que depende fatalmente nuestra acumulación continua de riqueza mal distribuida. De esta manera, el «inacabado proyecto moderno» de Jürgen Habermas, del que ostensiblemente trata esta historia crítica, está socavado por el vacío tecnopolítico que habita en el corazón mismo del mundo tardomoderno. Como profetizó Marx con tanta autoridad a mediados del siglo XIX, 'todo lo que es sólido se disuelve en el aire'. 

Y así, el impulso democrático radical queda vaciado por nuestro fracaso sonambulista en concebir una alternativa al autoperpetuado ciclo de producción y consumo, con el cual, a fin de cuentas, la arquitectura no tiene nada en común. 

Así pues, éste es el punto de vista desde el que se ha escrito el último capítulo de esta cuarta edición, junto con la vana aspiración a dar una explicación equilibrada de los últimos veinte años de producción arquitectónica. Pese a haber adoptado una estructura en seis partes como una especie de taxonomía crítica -que llegado el momento se revelaría tan indispensable como arbitraria-, no puedo afirmar que las inclusiones y exclusiones sean objetivas en ningún sentido, aunque he intentado presentar esta selección con el amplio trasfondo de los cambios ambientales y demográficos que están transformando el mundo tardomoderno a una velocidad sin precedentes. 

Entonces, ¿cuál puede ser el papel de la arquitectura en unas circunstancias sociales tan poco propicias? Está claro que sólo podemos responder de manera provisional en nombre de una creatividad crítica que reconozca aquí y allá una obra de calidad que destaque frente al carácter de no lugar de la megalópolis; que cierre una brecha momentánea, por decirlo así, en el recinto consumista del mundo tardomoderno, donde un espacio de apariencia pública pueda seguir evocándose en nombre de un proyecto que permanece aún no realizado. 

Kenneth Frampton
Nueva York, 2007'





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Benevolo, Leonardo


Historia de la Arquitectura moderna

Hasta la segunda mitad del siglo XVIII es fácil enmarcar la evolución de la arquitectura en un cuadro unitario. Las  formas, los métodos de proyecto, la conducta de los proyectistas, de los destinatarios y de los realizadores son distintas según los tiempos y lugares, pero se desenvuelven en el ámbito de una relación esencialmente fija y definida entre arquitectura y sociedad. Varían las cuestiones particulares planteadas a los arquitectos, como asimismo las soluciones de éstos. Sin embargo, la naturaleza del servicio que el arquitecto rinde a la sociedad y la función que la sociedad ha  encomendado a éste se hallan determinadas desde hace mucho tiempo.
Hasta aquí, por tanto, se puede aplicar fácilmente el consabido procedimiento de la historia del arte, que antepone el  estudio de los valores formales, ya que éstos, interpretados adecuadamente, compendian todas las circunstancias y relaciones externas y revelan, con sus variaciones, el cambio de todo otro factor.
Desde la mitad del siglo XVIII en adelante, sin que la continuidad de las experiencias formales sea en modo alguno interrumpida, el lenguaje  arquitectónico parece adquirir uniformidad particular, y las relaciones entre arquitectura y sociedad empiezan a transformarse radicalmente. Se puede seguir el antiguo hilo conductor y continuar haciendo la historia de la arquitectura de los siglos XVIU y XIX sobre el modelo de la historia precedente como se hace normalmente en los manuales  generales utilizando las variaciones del repertorio formal para distinguir a los artistas, las escuelas y los períodos; se puede así, después del barroco, hablar del neoclasicismo, del neogótico, del eclecticismo, etc. Pero en un cierto punto, uno se da cuenta de que la actividad de que se habla cubre sólo una pequeña parte de la producción y de los intereses culturales contemporáneos. Sus relaciones con la sociedad son menos tensas, y nuevos problemas, surgidos lejos del camino  tradicional, han llegado a primer plano.

"El movimiento moderno  está arraigado profundamente en la tradición cultural europea y se halla ligado al pasado a través  de una sucesión gradual de experiencias. Existe, sin embargo, una diferencia de tamaño entre el campo donde nace el movimiento moderno; muy extenso, especialmente al  comienzo, y abarcando varias opciones que maduran en diversos sectores de la civilización industrial y el campo donde se va cerrando, poco a poco, la herencia de los movimientos arquitectónicos discurren con continuidad, el desplazamiento de la cultura arquitectónica de uno a otro campo no puede, necesariamente, ser continuo,  sino que ha sido conseguido con repetidas acciones de ruptura y al precio de fuertes contrastes. Precisamente por ello el movimiento moderno es, en otro aspecto, una experiencia revolucionaria, que interrumpe y transforma la herencia cultural del pasado."


Fragmento tomado del texto:"Historia de la Arquitectura Moderna" Leonardo Benevolo
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Orígenes del urbanismo Moderno


El urbanismo moderno no nace al mismo tiempo que los procesos técnicos y económicos que hacen surgir la ciudad industrial y la transforman, sino que se forma en un período posterior, cuando los efectos cuantitativos de las transformaciones en curso se han hecho evidentes y cuando dichos efectos entran en conflicto entre sí, haciendo inevitable una intervención reparadora. Todavía en la actualidad la técnica urbanística se encuentra, en general, retrasada respecto a los acontecimientos que debería controlar, y conserva el carácter de un remedio aplicado a posteriori. Por consiguiente, resulta importante estudiar las primeras experiencias urbanísticas aplicadas al ambiente industrial, pata descubrir la razón del retraso inicial.


Este ensayo pretende evidenciar en Primer lugar, el doble origen, técnico y moralista, de dichas experiencias, y paralelamente se propone reconstruir las dos clases de móviles que impulsaron a los primeros reformadores: las transformaciones económicas y sociales que produjeron los  desequilibrios de los primeros decenios del siglo XlX y las modificaciones de la teoría política y de la opinión pública, que hicieron que aquellos desequilibrios no fuesen aceptados como una suerte inevitable, sino como obstáculos que podían y debían ser eliminados.



Fragmento tomado de "Origenes del urbanismo Moderno. L.Benevolo"

lunes, 2 de enero de 2012

Sobre el Blog



Introducción


A principios de los años 20 las experiencias artísticas empezaron a ser aplicadas y traducidas al mundo de la arquitectura, naciendo así un audaz sistema constructivo basado en formas elementales, asimétricas y abiertas, negando cualquier monumentalismo e historicismo pasados. Esta oleada se difundió por toda Europa a lo largo de los años 30 desarrollando visiones y conceptos desconocidos entorno a la naturaleza misma de la arquitectura y sus componentes.
Durante el periodo de entreguerras se inició un proceso de regeneración de los ideales artísticos tradicionales que se da a conocer como movimiento moderno y concretamente el nacimiento de un nuevo estilo arquitectónico: el estilo internacional.
Aprovechando las innovaciones técnicas del siglo XIX: acero, vidrio y posteriormente hormigón armado, la arquitectura se decantó por estructuras donde la base portante fuese independiente de las paredes de cerramiento, creando así una fluidez espacial y continua que difumina ese espacio, hasta entonces claramente marcado, entre interior y exterior. Del mismo modo mantuvo un uso honesto y natural de los materiales huyendo de revestimientos que ocultaban su apariencia y esencialidad.
Ahora la frontera entre el interior y el exterior queda anulada con un contacto absoluto de ambos espacios donde las paredes divisorias ya no responden a funciones estáticas ni estructurales, sino que pasan a ser elementos con total versatilidad y maleabilidad. Esta permisibilidad conecta ambientes con una elasticidad espacial de múltiples combinaciones de división del espacio, rompiendo con la rigidez y compartimentación que caracteriza la arquitectura anterior; ahora el espacio se rige por la continuidad fluida de un recorrido sin delimitaciones bruscas.
Desde un punto de vista ideológico-funcional observamos también un giro que buscó la renovación social a través de la arquitectura de manera que esta ofreciera unas mejores condiciones de vida, no solo en el ámbito físico sino también un entorno que propiciara el desarrollo mental humano. Una arquitectura al servicio del hombre, concebida desde y para el individuo.
Es importante también como se exponen nuevos caracteres de comprensión del espacio y su ordenación. El problema esencial de la arquitectura en este momento es la casa familiar obrera que gracias a inéditos procedimientos constructivos brinda la posibilidad de crear delgados esqueletos estructurales basados en la “planta libre”, premisa fundamental de la concepción moderna del espacio.
Por otro lado, el problema de la vivienda obrera tiene su repercusión en el urbanismo que condujo a la arquitectura a un debate entre criterios cuantitativos y cualitativos. Los funcionalistas optaron por la casa mínima y la estandarización de la construcción resolviendo dificultades de cantidad; no obstante la arquitectura orgánica se decidió por estructuras en las que la dignidad humana y el mensaje espiritual fueran el eje de su concepción. Ambas alternativas no son, exclusivamente, diferentes expresiones de gusto sino que la concepción de nuevos espacios, así como la representación del tipo de vida que en ellos se lleva. La arquitectura se concibe ya no solo como visión artística, sino que tiene un planteamiento social en el centro del cual se encuentra el ser humano en su dualidad cuerpo-alma como musa de la creación.
Para observar desde una perspectiva local, contemporánea a esta etapa concierne y es imprescindible conocer los diferentes puntos de vista de los autores del movimiento, los personajes sus obras, sus vidas, el aporte que cada uno realizo, para esto he recopilado una información digital “pdf” de sus obras más significativas; pero antes me gustaría iniciar este blog con un breve fragmento del libro de Wassily Kandiski “De lo espiritual en el Arte”.


 "Cualquier creación artística es hija de su tiempo y, la mayoría de las veces, madre de nuestros propios sentimientos. Igualmente, cada periodo cultural produce un arte que le es propio y que no puede repetirse. Pretender revivir principios artísticos del pasado puede dar como resultado, en el mejor de los casos, obras de arte que sean como un niño muerto antes de nacer. Por  ejemplo, es totalmente imposible sentir y vivir interiormente como lo hacían los antiguos griegos. Los intentos por reactualizar los principios griegos de la escultura, únicamente darán como fruto formas semejantes a las griegas, pero la obra estará muerta eternamente. Una reproducción tal es igual a las imitaciones de un mono. A primera vista, los movimientos del mono son iguales a los del hombre. El mono puede sentarse sosteniendo un libro frente a sus ojos, dar vuelta a las páginas, ponerse serio, pero el sentido de estos movimientos le es ajeno totalmente. Hay, a pesar de esto, otra igualdad exterior de las formas artísticas que se asienta en una gran necesidad. La igualdad de la aspiración espiritual en todo el medio moral espiritual, la aspiración hacia metas que, perseguidas primero, fueron luego olvidadas; es decir, la igualdad del sentir interno de todo un periodo puede llevar lógicamente al empleo de formas que en un periodo anterior sirvieron positiva mente a las mismas aspiraciones. Así nació parte de nuestra simpatía, nuestra comprensión y nuestro parentesco espiritual con los primitivos. Como nosotros, esos artistas puros buscaron reflejar en sus obras únicamente lo esencial: la renuncia a lo contingente apareció por sí sola. A pesar de su valor, este punto importante de unión espiritual no es más que un aspecto. Nuestro espíritu, que después de una larga etapa materialista se halla aún en los inicios de su despertar, posee gérmenes de desesperación, carente de fe. Falto de meta y de sentido. Pero aún no ha terminado completamente la pesadilla de las tendencias materialistas que hicieron de la vida en el mundo un penoso y absurdo juego. El espíritu que empieza a despertar se encuentra todavía bajo el influjo de esta pesadilla. Sólo una débil luz aparece como un diminuto punto en un gran círculo negro. Es únicamente un presentimiento que el espíritu no se arriesga a mirar, pues se pregunta si la luz es sólo un sueño y el círculo negro la realidad." 





¿Que es Moderno? 



"Puede iniciarse con una respuesta de Perogrullo: moderno es lo que no es antiguo. ¿Y, qué es antiguo? o, mejor, ¿cuándo algo se reconoce como antiguo? Lo antiguo sólo es reconocido como tal por lo intervención de lo moderno. Sin lo moderno, lo antiguo no existiría, seguiría siendo presente y actual. Lo moderno, por tanto, es lo que hace envejecer al presente, lo que llego para desplazar al presente hacia atrás, hacia lo pasado. Lo moderno es una máquina de anacronizar el presente. Si lo moderno es aquello que vuelve anacrónico el presente, lo que aporta al presente y lo remite hacia atrás; si lo obra moderno sólo se descubre cuando ha llegado, y entonces de ello sólo sobemos que no sobemos lo que es: no la sabemos nombrar, describir, reconocer, puesto que todo nuestro utillaje mental, toda nuestra imaginación, todo nuestro sensibilidad son producto de la experiencia, de lo aprendido y vivido, y están construidos por el roce y troto con el pasado, cómo entonces proyector la imagen de lo moderno? Si la tarea de lo moderno es, cuando sobreviene, arrinconar hacia el pasado todas nuestras capacidades, para incitarnos a construir desde lo  moderno un nuevo utillaje mental, perceptivo, imaginativo, cómo, antes de su llegada, conocerlo?
Nadie puede imaginar lo moderno. Con qué lo pensaría sino es con conceptos del pasado? Con qué lo nombraría sino con lenguajes del pasado? Con qué lo imaginaría, sino con imágenes ya vividos? Hay, incluso, una contradicción entre los términos "moderno" y "proyecto,  Proyectar: lanzar hacia delante, proponer (...) porque para lanzar algo hacia delante, lanzador y proyectil deben estar atrás. Todo proyecto viene de atrás, sale del fondo, es un emisario del pasado. No hay –no puede haber- proyecto moderno."


Quetglas, Josep. lmágenes del Pabellón de Alemania: der Gláserne Schreken, section b,, Montreal 1991.


Cuando los objetos de estudio son la arquitectura y la ciudad moderna, considerar el arte, la literatura y el cine, es necesario. Aún más, compartimentar o escindir estas manifestaciones del espíritu humano, tratar de aislarlas unas de otras para conservar su supuesta autonomía, significa enfrentarnos a una comprensión limitada de la experiencia de la modernidad, por su naturaleza tan rica y compleja. En este curso, se hará referencia permanente a la ciudad, a la arquitectura, a la producción literaria, fotográfica y cinematográfica de la época y en general se hará uso de los recursos dispuestos por la historia para poder explicar y entender lo que involucra a la arquitectura moderna.
El lugar de la modernidad es la ciudad de finales del siglo XIX, que se ve impelida por un proceso de metropolización sin precedentes en la historia. El mundo se transforma definitivamente en  urbano y es en las ciudades en febril crecimiento y en permanente y acelerado cambio en donde se experimenta la intensidad y contradicción entre lo que existía y lo nuevo que aparece: entre Io antiguo y lo moderno. En urbes como París, Londres, Viena, Berlín, Moscú o San Petersburgo -en el continente europeo-, o en el caso de Norte América en Chicago o Nueva York, es donde se  presentan las condiciones propicias para animar el cambio y en donde la convivencia entre lo  antiguo y lo nuevo expresan la complejidad propia de este momento. Marshall Berman lo explica así:
"Hay una forma de experiencia vital -la experiencia del tiempo y del espacio de uno mismo y de los demás, de las posibilidades y los peligros de la vida- que comparte hoy los hombres y mujeres de todo el mundo. Llamaré a ese conjunto de experiencias la 'modernidad". Ser modernos es  encontrarnos en un entorno que nos promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos. Los entornos y las experiencias modernas atraviesan todos los fronteras de lo geografía y la etnia, de lo clase y lo nacionalidad, de lo religión y la ideología: se puede decir que en este sentido, la modernidad une a toda lo humanidad. Pero es una unidad paradójico: lo unidad de la desunión: nos arroja o todos en una vorágine de perpetua desintegración y renovación de lucha y contradicción. Ser modernos es formar porte de un universo en el que, como dijo Marx, "todo lo sólido se desvanece en el aire"

...'Todos las relaciones estancadas y enmohecidas, con su cortejo de creencias y de ideas venerados durante siglos, quedan rotas; los nuevas, se hacen añejos antes de haber podido osificarse. Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profano, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocos."


 Berman, Marshall. Todo lo sólido se desvanece en el aire. Colombia: Siglo XXI editores, 1991.
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